sábado, 3 de enero de 2009

Simplemente relacionarme con mi cuerpo

Hasta hace poco era algo prohibido en mi vida, de eso no se hablaba, con nadie y bajo ninguna circunstancia. Nose como ha sido en la vida de otros pero en la mía fue así. Quizás por algo aprendido de mis padres, quizás por algo de represión interna ante el encuentro con los demás.
Lo cierto es que en estos últimos días sea hecho normal, habitual, cotidiano. Una vez por día la cita es con ese acto y con ningún otro. A veces es prefijado de antemano su tiempo y espacio, otras veces es azaroso, como ayer en lo de mi tío. El azar lo vuelve un poco más excitante, no saber porque en ese instante me encuentro haciéndolo, no saber lo que me lleva ahí, o mejor dicho, si lo sé pero prefiero usualmente prefiero pensar que lo desconozco.
El placer y el dolor se fusionan en esos minutos y sus fronteras parecen borrarse, no tengo ni segundos para pensar en ellas, solo dejarme llevar.
Hacerlo en un lugar tan personal como un sanitario podría hacer que se volviera muy introspectivo, pero nada de eso, cuando estoy ahí dejo que mi mente vuele, alto, libre, sin escalas, sin tapujos miserables.
Al salir la gente ya no es la misma, no se muestra así ante mi, hay quienes siempre me lanzan la misma frase al verme: "hoy también, no?". La tomo con una sonrisa y sigo mi camino si es que lo hay. Otras simplemente me marcan con una mirada su aprobación.
Si tuviera que realizar una conclusión de esas apresuradas y que llevan a la nada diría que me va acompañar durante toda la vida, no creo poder dejarlo, ni que me deje a mi. Sentir la brisa del viento como nunca antes la había sentido cuando culmino es algo impagable.
En fin, todo eso y mucho más me pasa desde que me afeitó todos los días.

Apostillas
- La música que se escucha por las calles de Valparaíso y que reconocí fueron: los Cadillacs, Soda Stereo, Los Pibes Chorros y Gilda.
- Desde que llegué absolutamente todos los días comí fideos.

Cosas que debo reclamarle a Dios cuando me muera
- No haberme dado el sentido de la decoración y el buen gusto.
- No poder ocultar el hambre y morfarme todos los panes del restaurant.

1 comentario:

  1. Jajajaja...pero que gracioso! haces que mis pasos por internet sean mas placenteros, que el calor agobiante del enero porteño no me traiga mal humor, que las caries de mis muelas no me duelan tanto, que me importe un carajo que el sol me este matando las plantas...bueno, no tanto.
    Muy bueno Capi! que siguan los exitos shilenos!! saludos a la Bachelet
    Celes

    ResponderEliminar